IV. De San Alejandro, la expansión y los retornos (1930-1950) [tercera parte]

Delegaciones de la Isla se dieron cita en Santiago de Cuba en la primera quincena de enero de 1939 para efectuar el Primer Congreso Nacional de Arte, bajo la presidencia de José Joaquín Tejada.(66) Los imperativos culturales del horizonte artístico cubano se debatieron en torno a la expresión de lo nacional, su proyección universal y las estrategias docentes para atender y promover el talento local, con el apoyo de profesionales y creadores extranjeros.(67) En la Biblioteca Elvira Cape se organizó una exposición colectiva que contó con obras de los escultores Rodolfo Hernández Giro, Mateo Torriente Bécquer, Pancracio Armento Curci y Raquel Rosell Planas, entre otros artistas, según la información brindada por José Veigas.
O. García: Mulata con piña.

El Patronato de Artes Plásticas creado en el mismo mes de mayo en La Habana, bajo la presidencia de la doctora Zoila Mulet, esposa del Secretario de Educación Aurelio Fernández Concheso y el impulso de Armando Maribona, tuvo la iniciativa de comprar obras de artistas cubanos a fin de rifarlas entre sus asociados. El dibujo de Ovidio "Mulata con piña" fue seleccionado para el sexto sorteo mensual por el jurado que integraban Jorge Mañach, Luis de Soto, Luis Baralt, Tomás Felipe Camacho, Antonio Quevedo y Rafael Marquina. La señora Ondina Díaz obtuvo la pieza del joven manzanillero.

También Girona se vio agraciado por esta sociedad. Una simple mirada a los nombres de los artistas beneficiados por este programa hasta marzo de 1940 habla a las claras del posicionamiento de ambos en los círculos artísticos capitalinos por aquellas fechas: Eugenio G. Olivera, Eduardo Abela, Domingo Ravenet, Leopoldo Romañach, Federico Urbach, Teodoro Ramos Blanco, Florencio Gelabert, Enrique Caravia, Fidelio Ponce de León, Gumersindo Bara, María Pepa Lamarque, Arturo Souto, Luisa Fernández Morell y María Luisa Valentino.(68) La pieza de Ovidio que fue rifada, así como la imagen de una de sus obras en la feria de Nueva York, enviada por Joel Hurewitz, más la noticia de las vidrieras que decoró para la tienda La Campana, en una de sus estancias en Manzanillo, no son suficientes para elaborar un criterio sólido sobre su trayectoria.

Apegadas por momentos a los aires del diseño art decó que imperaba en la prensa, cuando más, puede juzgarse en estas un espíritu folklorista y sensual que acompañó como un pesado lastre a los productos culturales cubanos destinados a la difusión de una imagen exótica atractiva al turismo, en especial al mercado norteamericano -que entonces disfrutaba, por ejemplo, de las actuaciones de "Tony and Regia, bailarines típicos criollos"-. Desde Víctor Patricio de Landaluze se había extendido un discurso pictórico prejuiciado al que sucumbió el también ibérico Fernando Tarazona, que en 1939 expuso sus cuadros en el Hotel Sevilla de La Habana. Las semejanzas entre "La Conga" pintada por este y la obra del manzanillero en la gran manzana denotan esta tendencia.

Por su parte, el cierre del eclecticismo con la inauguración del edificio de la Colonia Española, obra de Juan Castelló, se preveía desde finales de la década anterior, puesto que con el "rascacielos" Monné comenzaron a sintetizarse los elementos decorativos, a adoptar formas más puras. La residencia de Manuel Arca Campos, presidente de los peninsulares, añadió una interpretación rectilínea del mirador y quedó como especie de summum del proceso de cierre del movimiento. La nueva sede de la asociación fue su estertor. Contrastaba por la horizontalidad de su fachada, rematada por elegante pretil con el escudo ibérico y su emblema social, amén del rico patio de mosaicos y el mural del Descubrimiento, que le confieren un aire de magnificencia acorde al poder económico de su cúpula directiva y miembros.

Pero tanto este como el decenio siguiente se vieron dominados por la "simpleza" del art decó. Los ejemplares más significativos fueron la actual funeraria y la Logia Demajagua e, independientemente de las dimensiones y relevancia, su proliferación en la ciudad no estuvo signada por la opulencia de la clase burguesa, sino por la sencillez de las soluciones formales y económicas. Este estilo se brindaba para la adaptación de fachadas antiguas y la construcción de nuevas viviendas para los sectores mayoritarios de la clase media menos acaudalada y el proletariado de "cuello blanco", díganse los empleados bancarios, los de las compañías de electricidad y teléfonos y los de las casas comerciales y tiendas más destacadas, tipología que se dispersó por la geografía citadina sin más pretensiones que las individuales.

Notas
(66) Entre los delegados se encontraba José Samaniego, entonces residente en Cienfuegos. Victoria M. Sueiro Rodríguez: Huellas y momentos cronológicos del exilio republicano español de 1939 en Cienfuegos, [en línea]
http://www.google.com/url?q=http://www.cervantesvirtual.com/obra/huellas-y-momentos-cronolgicos-del-exilio-republicano-espaol-de-1939-en-cienfuegos-0/0075cb62-82b2-11df-acc7-002185ce6064.pdf&sa=U&ei=UIUiVd7kJsitogTfmIHwAQ&ved=0CBQQFjAA&sig2=xnF_Rx0kpXpOC9skLrG2JA&usg=AFQjCNHwA0B05EAxaca0ojx3SIp7gg-wcA.
(67) Ver Carteles, Año 20, Nº 4, 22/01/1939 y Nº 12, 19/03/1939.
(68) Ver Arturo Ramírez: "El Patronato de Artes Plásticas", en: Carteles, Año 21, Nº 12, 24/03/1940, pp. 42-43.

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