IV. De San Alejandro, la expansión y los retornos (1930-1950) [cuarta parte]


Si el 25 de julio de 1942 fue develado con gran pompa y regocijo el busto del Doctor Francisco Codina Polanco, en el Sanatorio de la Colonia Española. Dos años después, el 28 de julio de 1944, tuvo lugar uno de los acontecimientos más importantes de la historia cultural manzanillera y que la marcó de manera indeleble: la exposición de Carlos Enríquez en los salones de la Escuela Primaria Superior. Por invitación de Juan Francisco Sariol, mecenas indiscutible de la literatura a través de Orto, llegaron Enríquez y Agustín Guerra. La inauguración fue todo un acontecimiento al que asistió la intelectualidad en pleno y Ernesto Ramis, miembro del Grupo Literario, presentó al pintor. Entre las piezas figuraban "Entierro de la guajira", "Amor en Pirindingo" y "Dos estrellas en la playa".

Para la jornada sabatina se anunció la conferencia de Enríquez sobre el surrealismo, con la introducción de Alberto Aza Montero. De la visita que Enríquez hizo al Dr. Manuel Sánchez Silveira, nació la que Guerra llamó "amistad sin regateos" y en Pilón, "[...] Carlos no pudo prescindir de ser quien era, batiéndose con los aires de la montaña [...]"(69) y obsequió "[...] con un dibujo a pluma al Dr. Sánchez, en que reveló su señorío de retratista y dibujante [...]."(70) Es así como el padre de Celia Sánchez quedó dentro de la obra de Carlos Enríquez. En esta "aventura" radica la génesis del polémico furor, casi compulsivo, de poner su nombre a tres instituciones diferentes y hacer caso omiso de la rica historia de esta manifestación en suelo manzanillero.

Una nueva exposición de caricaturas atrajo la atención hacia el Círculo Manzanillo, en medio de la efervescencia teatral despertada por la actividad de Pro Arte, que en los primeros meses de 1946 trajo a la ciudad a la soprano Carolina Segrera y a los pianistas chilenos Arnaldo Tapia Caballero y Claudio Arrau, aunque vio frustrado su deseo de presentar a la afamada Trapp Family Singers. El domingo 24 de marzo, desde las nueve de la noche, José Manuel Peña, oriundo de esta tierra, mostró los trazos en que "retrataba" al propio presidente del Círculo, a los postulados a la alcaldía, a representantes y periodistas del pueblo. Orientación tituló así su crónica: "Peña Impresionó Mucho con su Exposición", y le llamó "Catedrático del
pincel".(71)

De otro lado, el 14 de junio de 1947, la Joven Cuba patrocinó una exposición de arte moderno en los salones del Ayuntamiento, en cuya apertura hicieron uso de la palabra además del alcalde, Jesús Balmaceda por la mencionada organización y el presidente de la asociación de alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza José Girón Labrada. La Banda Municipal estuvo presente en el acto. Al día siguiente dictó una conferencia el prestigioso crítico Joaquín Texidor. Esta muestra, que no está recogida en la Memoria Artes Visuales Cubanas del Siglo XX, ya había pasado por Santiago y Bayamo, donde alentó polémicas en torno a la pugna con el academicismo. El itinerario posterior debía llevarla a Holguín, Camagüey, Santa Clara, Cienfuegos, Matanzas y Pinar del Río.(72)

El año 1949 fue uno de los más intensos de la etapa en el ámbito de las artes plásticas. Hasta se llegó a proponer la creación de una Escuela de Artes y Oficios, que se promocionó en editoriales de Orto y Orientación y cuya matrícula se abrió hasta el 20 de septiembre. Sin embargo, no se han encontrado indicios de su funcionamiento real y sí solicitudes de ingreso y becas a otros centros similares en la provincia. Aunque bien es cierto que en predios manzanilleros, como en casi todo el territorio del archipiélago se observaba la tendencia de sobrevalorar estéticamente el dibujo técnico y "comercial".

Si se descartan ideas como las promovidas entre los miembros de la Real Sociedad Patriótica que llevaron a la creación de San Alejandro, al margen de las necesidades de Juan Bautista Vermay, queda suponer que la propia dinámica económica y social del momento imponía una mirada pragmática por parte de la clase media empeñada en solidificar su estatus y modo de vida. De ahí que se acogieran con tanto entusiasmo exposiciones de corte propagandístico, como una de dibujos de la Escuela Normal, patrocinada por la Compañía de Ron Quiroga S. A. en julio. Precisamente en ese mes se anunciaban al público manzanillero las gestiones de Navarro Luna para acoger el Salón de Humoristas el día 27.

Mientras que en septiembre se promovía la estancia del caricaturista Dagoberto Castellanos, que habría de exponer sus trabajos en el Círculo Manzanillo. En esa institución tuvo lugar el 2 de noviembre la apertura de una muestra de más de cincuenta óleos, acuarelas, dibujos y plumillas del argentino Manuel Villarrubia y de su esposa Lina Labourdette, las que habían sido expuestas con anterioridad en La Habana, Matanzas, Santa Clara, Camagüey, Santiago, Holguín y Bayamo.(73) Miembro de una familia con inclinaciones artísticas, este pintor oriundo de Tucumán residió en Cuba varios años, dedicado a la pintura al aire libre y obras suyas pasaron a engrosar colecciones privadas como la del Cardenal Arteaga.(74) El diario Orientación reprodujo en su primera plana la obra de Lina "Visión de antaño".

Notas
(69) Agustín Guerra: "Reencuentro con Carlos Enríquez", en: Orto, Año 45, Nº 12, Diciembre/1957, p. 9.
(70) Ibíd., p. 10.
(71) Año 10, Nº 58, Martes, 26/03/1946, p. 1.
(72) "Inauguran Esta Noche en el Ayuntamiento una Exposición de Pintura", en: Orientación, s. a., s. n., Sábado, 14/06/1947, p. 1.
(73) Gerardo Sábado Lago: "Un notable artista", en: Orientación, s. a., s. n., Jueves, 03/11/1949, p. 1.
(74) Pedro José González: Manuel Villarrubia Norri. Datos biográficos, inédito.

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