la
claridad mueve los brazos…
Virgilio
Piñera, La isla en peso.
Del
conjunto de signos reconocibles que pueblan las paredes,
consecuencias unos de los otros, se leen tres décadas de una labor
casi siempre anónima: el sudor nunca se expone. Sin embargo, aquí
está la impresión impoluta, si es que acaso existe y no es un mero
truco, una estratagema para exhibir imperfecciones cada vez menos
perfectas, o tal vez la imprevisible originalidad del azar que se
hace por momentos más escurridizo y escapa de las intenciones y
afanes creativos. Pero también está la huella, queda el testimonio
que rescata de lo arcano el esforzado trabajo de Hefestos y hace
visible el Oficio.
Los
grabados dictan en idioma común el discurso acerado que juega con
elementos urbanos, campestres y marineros de la cultura mestiza del
Guacanayabo. Y a su lado, también como mixtura de intenciones y
metáforas no tan metafóricas, las dudas, angustias y esperanzas de
las heridas cotidianas encuentran eco en la tridimensionalidad de la
madera, búsqueda perenne del catártico alumbramiento de la obra
que, en tanto arte, se vuelve a un tiempo alegoría y cuerpo del
Óctuple Sendero.
En
estas piezas puede entreverse ese vértigo
de señalización comentado
por Severo Sarduy al abordar el arte urbano. Aunque aquí el intento
de cartografía, que nace del trazado reticular, no alcanza el
barroquismo de la arquitectura, sino el de la no-arquitectura de la
ciudad marginal que ha quebrado las fronteras del casco histórico y
ha transformado al individuo, que se refleja desnudo entre el vacío
y la tinta en los que habita en precario equilibrio con todo el peso
de su aprehendida subjetividad.
Carlos
Escala Fernández
PALABRAS AL CATÁLOGO DE LA EXPOSICÓN "AVELO. AÑO 30", DEL ARTISTA AVELINO GARCÍA, INAUGURADA EL DOMINGO 6 DE OCTUBRE DE 2013, A LAS 9:30 P.M., EN LA GALERÍA "JULIO GIRONA", DE LA SEDE DE LA UNEAC EN MANZANILLO.
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