I. Los motivos del escriba (primera parte).


Como una aproximación a tientas comenzada en 2011, el presente texto ha mutado. La dinámica compleja y cambiante del arte cubano en el que se hallan inmersos los creadores de la Sirena del Golfo obliga a presionar las teclas, a dictar los “comandos” que efectúan la “actualización”. Los frentes son dispares: el pasado cuasi desconocido, el presente dislocado y plural –sin fronteras internas ni internacionales–, pero con límites y jerarquías “bien” establecidos en la práctica, ¡curiosa y cruel paradoja!


J. A. Espinosa Fruto:
Bote a la deriva sobre reflejo del lago (2012)




De…volver al tiempo, retrospectiva de Luis Antonio Espinosa Fruto, es el hito más reciente que impele a penetrar los rumbos arcanos de la historia y el presente fugaz, que se teje, desde visiones diversas, en locaciones que desbordan la ciudad, con la inclusión de piezas de Michel Pérez Pollo en las Ferias Arco Madrid 2013 y 2014, de Darwin Estacio en la expo colectiva El silencio que precede a la tormenta, las muestras personales The Pure Land, de Yornel Martínez, en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, Paisaje 360º, de Elizabet Cerviño, en Villa Manuela o las inauguradas por Campins en México, Suiza y España en el 2013.

En su momento se abordó el éxito mediático de las muestras colectivas Esporas y Bomba, en las que, además de los anteriores, estuvieron presentes integrantes de una generación de artistas manzanilleros, José Eduardo Yaque, Yeremy Guerra, Alberto Lago, que posee puntos en común, como su formación académica elemental, media y superior, si bien no todos coincidieron en los mismos centros, sus inclinaciones hacia la pintura –amén de las incursiones de Yaque y Yeremy en el arte conceptual– o el haberse insertado en los escenarios de legitimación espiritual y material centralizados en la capital de la Isla. El capítulo más reciente ha sido Agua Salada, muestra cuyo leitmotiv fueron las raíces de los expositores sin constituir, no obstante, un grupo o colectivo artístico.

No obstante, el emplazamiento de la obra He por Alberto Lorente en el Instituto Superior de Arte, en unión de Julio A. M. Lorente y el avileño Manuel Castro, en la XI Bienal de La Habana, el reciente periplo europeo de Alexis Pantoja, residente en Bayamo, y la subsistencia obstinada de los que mantienen su quehacer en el Taller “Arsenio Martínez”, la Casa de Cultura u otras instituciones y los que deben recurrir a la “pintura de aeropuerto” como medio de vida o como vía para sustentar una práctica de mayores ambiciones y trascendencia, aporta visiones contrastantes e indica la coexistencia de niveles modelados por disímiles factores.

Pensar que la obra universal y versátil de Julio Girona Fernández, o la dicotomía de una sutil teatralidad evocadora del legado paterno y los intersticios de lo cotidiano, íntimo y convulso, de López Oliva; el aliento de la "historicidad" formal, la sutileza al amparo del dibujo, de Pantoja; o las imágenes crudas y de alto poder referencial, con una economía de recursos que recuerda a cierto "dinosaurio monterrosiano", de Campins, son frutos únicos y aislados de la perseverancia y sensibilidad personal, es pecar de ingenuos por ignorar un pasado latente e inexplorado.

Mario Girona: Heladería Coppelia (1966).









No resulta descabellado hacer una mención especial a dos auténticos artistas, manzanilleros de procedencia, como Mario Girona Fernández, hermano de Julio, y Ever Fonseca Cerviño. Nacido el primero en el centro histórico de la Sirena del Golfo y el segundo en Ojo de Agua, en los límites de la jurisdicción. Los destinos familiares los apartaron pronto de esta tierra pero no dejan de ser motivo de orgullo de la patria chica, máxime cuando la impronta de su obrar para la cultura cubana hizo posible que fueran reconocidos con el primer Premio Nacional de Arquitectura, que se otorgó en 1996, y el Premio Nacional de Artes Plásticas de 2012 respectivamente.

 

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