I. Los motivos del escriba (tercera parte)

A pesar del estallido en su territorio de las dos contiendas contra la metrópoli española, la incipiente burguesía comerciante y la sacarocracia de la pujante población pudieron reponer y reorientar su economía hasta recuperar los renglones más afectados por las guerras y, basadas en las industrias azucarera, maderera, ganadera, con sus derivados, el comercio minorista y mayorista y la pesquería, mantener una dinámica acorde a las de las ciudades más importantes, lejos de la capital y Santiago de Cuba, por obvias razones.

Todo ello influyó en su desarrollo cultural y permitió la evolución de las manifestaciones teatrales, la prensa periódica, la literatura, la música popular y "culta", la radiofonía, la arquitectura, las sociedades de recreo, la asunción de corrientes religiosas más allá del enraizado catolicismo o la sincretización de otras como la prédica espírita, y el mejoramiento, a partir de la iniciativa privada, de sectores vitales como la educación y la salud pública y una infraestructura hotelera que aunque no era excesivamente lujosa sí disponía de la capacidad y variedad suficiente de acuerdo a la importancia demográfica.

Presentación de la Escuela de Ballet.
Caben destacar como ejemplos los teatros Manzanillo y Cuba, heredados del siglo XIX, y el Popular, que también funcionaron como cines junto a los salones Fausto, Rialto, Machado –estos de breve vida–, Rex y Martí; el Liceo o el Casino Español, luego Colonia Española; los conservatorios Badía y Peyrellade; los colegios Santo Tomás, Heredia, Lestonnac, Santa Teresita, La Salle, la Escuela Normal, el Instituto de Segunda Enseñanza; asociaciones como la Sociedad Maceo, la Colonia China, la Unión Israelita "Chevet Ahim", el Club 10, Pro Arte Musical; la publicación de gran cantidad de periódicos de diversas orientaciones y regularidad, así como de revistas entre las que no se puede olvidar Orto, una de las más prestigiosas de la nación; el surgimiento del Grupo Literario Manzanillo o la Escuela de Ballet, que contó con la guía del ruso Nicolai Yavorski y la santiaguera Clara Elena Ramírez.

Sin embargo, el panorama no estuvo exento de corrupción, demagogia, fraudes, discriminación, prostitución, malversación y otras prácticas ilícitas y lacras que propiciaba el modelo económico viciado por la ingerencia de espurios intereses externos, con la complicidad de la oligarquía nativa. Los manzanilleros respondieron con su adhesión a la vanguardia del país desde la lucha contra la Enmienda Platt, con la creación del Partido Socialista en 1907 y protagonizaron triunfos de las fuerzas de izquierda, baste recordar a Paquito Rosales Benítez, que alcanzó la alcaldía en por la coalición de los partidos Liberal y Unión Revolucionaria Comunista, aunque las pugnas de liberales y conservadores polarizaron la pelea por la poltrona municipal. Las organizaciones gremiales lideraron las luchas por reivindicaciones laborales y sociales para la clase desposeída.

Mas la suerte de la república estaba echada y la región dio cobijo y prestó su apoyo, cual contrafuerte irreductible, a los expedicionarios por cuya sangre y entrega se abrió un nuevo camino para la nación. Del triunfo revolucionario de aquel enero a la fecha, el proyecto social del programa del Moncada ha propiciado el desarrollo de una praxis cultural rica en protagonistas, manifestaciones diversas e instituciones, entre las que ocupan lugar destacado las dedicadas a las artes plásticas: las galerías "Carlos Enríquez" y "Julio Girona" –en la sede municipal de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)–, la Escuela Elemental y la Academia, también bautizadas con el nombre del célebre pintor y escritor villareño e infelizmente desaparecidas.

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