III. ¿El imperio de los constructores? (1907-1930) [segunda parte]

Una vuelta a la década de la Primera Guerra Mundial revela un el incremento de la actividad portuaria y el valor superior de rubros exportables como el azúcar, en el que se vio una concentración productiva, en detrimento del tabaco y sobre las importaciones, en el primer lustro del decenio. Mas en el segundo quinquenio el acontecer político que desembocó en la Guerrita de la Chambelona, tras el "cambiazo" electoral de 1916, tuvo trágicas connotaciones en la ciudad. Alimentadas por el lenguaje virulento de la prensa, las rencillas y hechos de sangre entre los partidarios liberales y conservadores ocasionaron, incluso, el desembarco de fuerzas norteamericanas. El regimiento de Manzanillo fue uno de los movilizados para combatir el levantamiento contra el presidente Mario García Menocal, cuyos hermanos vinieron expresamente hasta aquí.

En medio de tan compleja situación, las instituciones teatrales podían considerarse como los "termómetros" de la vida cultural. Las grandes compañías de ópera y opereta como Braccale-Arango, Micelli, Silingardi y Esperanza Iris, la zarzuela de Ramón Espígul y el cinematógrafo eran sus basas más importantes, por sí mismas como signo de la "alta cultura", y como expresión del progreso y estatus de la ciudad en el aspecto económico en sus estrategias para atraer afluencias masivas de público. Los empresarios de este circuito teatral no disfrutaban del mismo grado de éxito y solvencia.

E. Castellucci: Inspirazione
(Museo Municipal) 


En ese estado, en febrero de 1917, el recinto del Cuba fue ocupado por una exposición de esculturas de alabastro de la propiedad del artista italiano Adamo Pasquinelli, que residía en Cienfuegos y era miembro de la Cooperativa degli Alabastri, fundada en Volterra en 1895. Al parecer no gozó de gran asistencia, los ánimos soliviantados por la insurrección liberal poco podían interesarse por algo tan ajeno a la beligerancia como las bellas artes. El 25 de ese mes, el comerciante español Francisco Borbolla García formalizó la compra de varias de dichas esculturas ante el notario Guillermo del Casero Menéndez, al precio de mil cien pesos oro americano.

El documento público no expresa la autoría de las obras y ello induce a pensar que pudo tratarse de parte de un cargamento de piezas enviadas desde Italia para su comercialización a través de Pasquinelli, que años después llegó a integrar el Consiglio de aquella sociedad que aún hoy existe.(36) Tal hipótesis puede ser reforzada por la existencia en el Museo Municipal de un busto escultórico con pedestal también de alabastro con el título Inspirazione, firmado por E. Castelluci, del que se ha podido conocer otra pieza en una colección de antigüedades europeas: Aviatrice.

Este "episodio" invita a indagar sobre un aspecto aún más ignorado: el comportamiento del mercado y el coleccionismo particular. Se hace difícil pensar que don Pancho adquiriera las piezas para su propia delectación, en vista de sus prácticas comerciales, el negocio de joyería, y toda vez que su descendencia que reside actualmente en la ciudad no conocía de las mismas. Sin embargo, este no es el único caso que mueve a la pesquisa. Al parecer, el comerciante Marcelino Vázquez Leira, gerente de la poderosa firma domiciliada en el número 62 de la calle Merchán, tuvo por costumbre comprar cuadros en sus visitas a la Madre Patria.

Al fallecer él y su segunda esposa en 1907 sus bienes fueron repartidos entre los descendientes. Diez y siete cuadros por valor de cuarenta pesos, y otros siete por un monto de catorce integraron parte de lo heredado por María Vázquez Vázquez, junto con seis columnas y sus adornos, un piano con su banqueta y una urna con una imagen de la Virgen, amén del resto de las prendas y mobiliario que recibió.(37) Una de esas piezas engrosa el patrimonio de la familia Pulido Domínguez. Se trata de un delicado paisaje de excelente factura y mejor preparación, rubricado por el pintor andaluz José María Jardines en Madrid en 1899.

José María Jardines: s/t, Madrid, 1899 (Colec. Privada)
En la década siguiente Ricardo Zayas y Compañía anunciaban su establecimiento de joyería y objetos de arte situado en la esquina de Saco y Martí.(38) La tienda "La Exposición", dedicada al giro de muebles, importaba sus mercancías a través del puerto y en sus paredes se veían numerosos cuadros que quizá engrosaron las posesiones de hogares de distintos estratos sociales. No deben descartarse entre los objetos en venta ejemplares de la pintura española finisecular que pervivió en la praxis cotidiana peninsular entre el comercio al detalle y el mercadeo subterráneo, al igual que en Cuba, pero que tenían en el topónimo europeo su atractivo primordial y "carta de distinción."

Postales y fotografías dan fe de la existencia de establecimientos donde presuntamente pudieron adquirirse cuadros y estampas religiosas en distintos soportes y formatos. El Sagrado Corazón de Jesús, la Oración en el Huerto de los Olivos, la Última Cena en algunas de sus múltiples representaciones, como las que pintó el valenciano Juan de Juanes, reproducidas a relieve en metal y las advocaciones marianas y los santos son varios de los temas preferidos. La imaginería religiosa concentrada en el templo parroquial de la Purísima Concepción, se enroló también en la búsqueda de productos foráneos.

Notas
(36) Il Ponte di Pisa, Año XXXVII, Nº 18, Sábado-Domingo, 4-5/05/1929, p. 2. [en línea]
(37) AHMM. Fondo: Protocolos Notariales. Subfondo: Manuel Fuentes García. Tomo 1, 1908, f. 852, anexo a la Escritura 174, 06/05/1908.
(38) Orto, Año VI, Nº 36, 10/10/1917.

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