III. ¿El imperio de los constructores? (1907-1930) [tercera parte]

 Antiguo templo de La Purísima Concepción.   

Es de suponer que las imágenes del siglo XIX acusaran el deterioro, lo que contrastaba con los aires catedralicios de la nueva fachada emprendida por la sociedad integrada por el español Agapito Abilleira Cortizo y el masón Pedro Rebozo y las obras decorativas que alteraron de manera paulatina el espíritu arquitectónico de la edificación, ejecutadas por Raimundo Roca Roblejo, cuya única riqueza había sido la cubierta de alfarje, sustituido por una cubierta más ligera con un falso techo de casetones de yeso. Para costear la fabricación se realizaron tres colectas entre 1916 y 1919. Más de cincuenta sociedades y compañías, que radicaban en la ciudad, así como numerosos feligreses elevaron la suma de los donativos hasta los $ 25 992,11, los que permitieron inaugurar la fachada el 20 de mayo de 1918, aunque las labores se prolongaron en el interior.(39)

Animada por su clasicismo exterior, los altares, imágenes, vitrales y decorados, alcanzó con los años una armonía ecléctica de gran belleza sin perder la sobriedad. Las tallas que representan el Sagrado Corazón de Jesús, la Virgen de la Caridad, el Niño Jesús de Praga, Nuestra Señora del Carmen, Santa Teresa de Jesús y el Cristo Resucitado fueron traídas desde Barcelona entre 1911 y 1916. A este repertorio de motivos se sumaron en décadas posteriores Santa Teresita del Niño Jesús, San Francisco de Asís, San Antonio, la Dolorosa, el Santo Sepulcro, la escena de la Pasión, la Niña María y un Cristo Crucificado.(40) Los altares en que fueron emplazadas estas figuras trabajó el maestro santiaguero Esteban Ferrer Vargas, en los años cuarenta, en que la parroquia estaba al cuidado de la Orden Franciscana.

No obstante, este templo, el Convento de las Siervas de María y las demás instituciones católicas que surgieron en el transcurso de la etapa prerrevolucionaria, no fueron los únicos espacios que cobijaron este tipo de obras de culto, también la feligresía obtuvo piezas de una amplia gama de valores estéticos y religiosos de acuerdo a su poder adquisitivo. En tanto, las droguerías y clínicas bautizadas con el nombre de algún santo o advocación de la Virgen a veces tuvieron en sus recintos las imágenes de los respectivos patronos, como en el caso de la histórica "Botica de las Mercedes", primer establecimiento farmacéutico abierto en la villa.(41)
Elvira Fajardo: s/t, 1921 (Colec. privada)
Ahora bien, el paisaje, una de las constantes predilecciones históricas, ha seguido tres vertientes fundamentales: el entorno urbano -al que han sido muy proclives la fotografía y la pintura del último cuarto del siglo XX y principios del XXI-, el campestre y las marinas. Con solo diez y seis años Elvira Fajardo Carpio, hija del bayamés Justo Fajardo y la manzanillera Francisca Carpio Parra, firmó en 1921 un delicado atardecer orlado por flamboyanes que brindan sus sombras a varias casas y una pequeña embarcación aparece algo alejada de un muelle rústico. Dos años más tarde contrajo matrimonio con el maestro Erasmo Coronas Medina, el que había seguido los pasos de su padre, fundador y director del Colegio Santo Tomás.

Notas
(39) Rolando Estrada Milanés: Investigación sobre las colectas realizadas para la construcción de la fachada de la Iglesia Parroquial de La Purísima Concepción de Manzanillo y ejecutores de esta obra (Para información más detallada véase el Diario de Obras Parroquiales de la antedicha comunidad).
(40) Archivo Parroquial de La Purísima Concepción. Libros no Sacramentales y Gabriel Espinosa Escala: Estampas de la historia de la Iglesia Católica en Manzanillo durante la etapa republicana.
(41) En la sacristía de la Iglesia parroquial se guarda la representación de San Miguel Arcángel, que fue donada a la Clínica "San Rafael" por Rita Llumbé, pero no se ha podido establecer el autor de la misma y la figura de la Virgen de la Merced se encuentra en manos privadas.

Comentarios