III. ¿El imperio de los constructores? (1907-1930) [sexta parte]

Pabellones del Sanatorio.
La identidad de arquitectos y constructores de la mayor parte del patrimonio edificado en época prerrevolucionaria, por infortunadas circunstancias que ya se han mencionado, se cuenta entre los datos olvidados o perdidos para la historiografía. Aun así, pueden arrojarse algunas luces en casos puntuales. Uno de ellos fue el Sanatorio "Purísima Concepción", cuya edificación, realizada en distintos períodos, comenzó en 1902 el Maestro de obras Manuel Planas, al que se sumó la sociedad de Francisco Valero Lozada y Ángel Iglesias Pérez en 1916 y el contratista Francisco Rodríguez, encargado de levantar el pabellón "Francisco Codina Polanco."

La sociedad mercantil, profesional e industrial constituida ante notario el 25 de octubre de 1906 por los ingenieros y agrimensores Augusto Reig Valerino y Carlos Segrera Fernández fue, con seguridad, la más capacitada en los planos científico, artístico y pecuniario para hacer frente a la exigencias del momento. Su duración contractual se fijó para un lapso de siete años. Sin embargo, se carece de evidencias que permitan atribuirle alguna de las edificaciones erigidas.(49) Lo que también ocurre en el caso de el binomio integrado por el albañil gallego Juan Blanco Mayo y el carpintero guantanamero Rafael Diez Arrieta,asociados para "dedicarse a la compra y venta de terrenos y construcción de toda clase de edificios, bien para la sociedad o para su venta al público [...]."(50)

Los registros de empleados municipales demuestran la inestabilidad con que se ocupaba la plaza de arquitecto municipal, amén de la fluctuación del sueldo y del criterio aplicado para los nombramientos, puesto que fue cubierta indistintamente por agrimensores, maestros de obra, delineantes, maestros albañiles y arquitectos, entre los que pueden mencionarse Tomás Cardero Licea, Federico Roca Baglin y su hijo Raimundo, Bartolomé Roca Matas, Julián de Huelves y Rafael Faxas Valls.

Al margen de estos, se encontraban otros profesionales como el matancero Octavio Campos Marquetti,(51) veterano oficial de la última guerra de independencia, agrimensor y maestro de obras que ejecutó encargos de edificaciones domésticas. El precitado Directorio de Cuba ubicaba en la ciudad en 1927 a los contratistas Manuel J. de Góngora, Delfín Ponce de León(52) y a Caridad de la Paz, caso excepcional pues solo años después del triunfo revolucionario se volvió a encontrar la mujer en funciones ligadas a la arquitectura.

Fuera de los límites históricos señalados por el Paseo de Adelaida, conocido hoy como Jesús Menéndez, se levantaron otros inmuebles eclécticos como el Colegio Luz Caballero, el Club 10 y casinos campestres y residencias privadas cercanas a la antigua carretera de la costa, en zonas que han sido pobladas posteriormente. Mientras que, unidos a la Glorieta, en los planes de remodelación del parque, hicieron acto de presencia en 1925 los bustos de los patriotas cuyos nombres llevan las cuatro calles que lo circundan: Martí, Maceo, Merchán y Masó, esculpidos en mármol por Manuel Vallejo y que desplazaron de su sitio original las farolas que habían sido inauguradas el 17 de mayo de 1896, "debiéndose su esmerada construcción, al inteligente maestro señor don Juan Barcía Castro", bajo la alcaldía de Luis Otero Pimentel.(53)
Club 10
El 5 de junio posterior a la inauguración de los monumentos a dichos próceres llegó a Manzanillo la Misión patriótica pro Isla de Pinos y contra la Enmienda Platt, de la que formaba parte Eduardo Abela, que fue uno de los oradores del acto público en el que compartió tribuna con el general Enrique Loynaz del Castillo, el Dr. Evelio Rodríguez Lendián, el Dr. Osvaldo Valdés de la Paz, Presidente de la Junta de Educación de la Habana, los educadores Lisandro Otero y Álvaro Alfonso, el Presidente de la Columna de Defensa Nacional, Max Enrique Ureña, Pedro Hernández Passi, entre otros. Aunque la visita de Abela no se inscribió en los anales artísticos, la trascendencia política nacional de aquella campaña impulsada por El Heraldo de La Habana llama a su inclusión en el contexto manzanillero del primer cuarto del siglo XX.(54)

Cuando Ramón Escobar Tamayo y Emilio Ramírez Battle emprendieron una nueva restauración del Teatro Manzanillo, llamaron al artista Horacio Bonachea para la decoración del falso techo y los medallones de Gertrudis Gómez de Avellaneda y José María Heredia colocados a ambos lados del proscenio. Al menos hasta los primeros años de la década siguiente se mantuvo en la Sirena del Golfo y, como la mayoría de los pintores que trabajaron aquí, sus piezas pasaron a engalanar los hogares de familiares o amigos. En el proyecto restaurador también intervino el conspicuo ingeniero filipino que ya había dejado huella notable en la imponente Logia Manzanillo y que más tarde auxilió al arquitecto santiaguero Antonio Bruna en la erección del inmueble encargado por Eusebio Monné y sus sucesores.

Notas
(49) Hasta ahora no han podido localizarse papeles originales de esta, que no solo tendrían valor por sí mismos, sino porque una de las cláusulas de la escritura pública expresaba que "El socio Señor Segrera y Fernández queda obligado á facilitar gratuitamente á la sociedad una copia de cualesquiera de los documentos que existen en el Archivo de su exclusiva propiedad que heredó de su abuelo paterno don Carlos Segrera y Barriga, entendiéndose que las citadas copias no serán otras que aquellas que se refieren á antecedentes que existen en dicho Archivo y se relacionen á trabajos de ingeniería, arquitectura ó de mensuras que se propongan ó confien á la sociedad y que con las referidas copias se ahorre tiempo y trabajo.[sic]" (AHMM. Fondo: Protocolos Notariales. Subfondo: Fermín Mazquiarán González. Tomo 8. Escritura 725, 25/10/1906)
(50) AHMM. Fondo: Protocolos Notariales. Subfondo: Luis de Cubas Serrate. Tomo 2. Escritura 200, 04/11/1912.
(51) Natural de Carlos Rojas. Comandante del Ejército Libertador. 
(52) Su nombre de pila era Juan Bautista Gregorio Delfín Rodríguez Ponce de León (Ver. AHMM. Fondo: Registro Civil. Serie: Matrimonios. Legajo: 39. Expediente: 45, 02/03/1922)
(53) "[...] construidas en la fundición "El Fénix", propiedad de don Avelino Fernández, bajo la acertada dirección del señor don Isidoro Bofill, cuyos dibujos, escultura y pintura débense al magistral escultor don Victoriano Montero Rodríguez, la plantillería al señor don Jesús M. Castañeda, y su montaje al señor don Manuel Cortadella, ayudado de los excelentes operarios de dicho taller, los jóvenes D. Eulogio del Pino y D. Juan Trillas." (Véase. El Comercio, Año I, Número 14, 21/05/1896).
(54) El recorrido de la Misión incluyó mítines en Guatánamo, Holguín, Ciego de Avila, Camaguey, Morón, Santa Clara, Placetas, Cienfuegos, Jovellanos, Matanzas, Cárdenas, Pedro Betancourt, Guanajay, Pinar del Río, San Juan y Martínez y Guane (Ver Tirado Avilés: Op. Cit., Tomo 3).

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