Retorno de los solistas

Palabras al catálogo del XXXVIII Salón 10 de Octubre (Galería de Artes Plásticas "Carlos Enríquez").

10/10/2017
8:30 p. m.Convocados después de infeliz e involuntaria ausencia, los artistas, aunque en escaso número, responden al convite y cuando el marasmo de lo cotidiano y la inquietud de la adversidad parecen asfixiar el numen creativo, la variedad de recursos expresivos, la factura y el alcance discursivo pueden satisfacer apetencias estéticas de espectadores exigentes o neófitos en este reaparecido “Salón 10 de Octubre”, cuya azarosa andadura comenzó allá por el 1973. Pintura e instalación se disputan la supremacía abrazadas en número desde las subjetividades de cada autor y con un ánimo que va de la introspección y el nihilismo, al existencialismo y el espíritu pragmático teñido de evocación patriótica. Ni dimensiones ni materiales hacen la diferencia. Cada quien se sitúa en una parcela de la realidad que conoce, sufre o anhela y que en su conjunto conforman una visión caleidoscópica y transversal del momento, cuando más de uno no llegó a proponérselo en el instante genésico.

La otredad y la dimensión trágica y lúdica de lo religioso y los vínculos de la historia nacional y personal identifican a Roberto Reytor, de manera similar que opera el delicado misterio de las formas típicas de Wilfredo Milanés. El universo plástico de Katerine de la Paz se ofrece al público como gotas de mundos paralelos, como si fueran pistas de un saber/sentir consustancial a ella; al tiempo que Jorge Pedro explora en su lienzo los vínculos sensoriales y afectivos entre los elementos pictóricos capaces de narrar historias múltiples y Frank Remón busca en lo abstracto la raíz ontológica de la creación. Alexander Hernández, Jesús Diéguez y Avelino García se adentran en diferentes esferas de lo social que les permiten reflejar al mismo tiempo la flexibilidad/rigidez, historicidad/adaptabilidad de las estructuras de pensamiento y acción que desde lo cotidiano conforman y sustentan el imaginario de la gente, sus modelos y modos de conducta ante las circunstancias, desde el hecho comunicativo, un “mercado artístico mayorista”, literal y metafórico, y los símbolos, en su lucha por mantener el precario equilibrio de la existencia. Pedro Guillermo, por su parte, ensaya con alto vuelo poético el argumento teleológico de la inexorable pequeñez humana ante el tiempo. Por contraposición, Abdel Milanés, halla por medio de la fotografía sus huellas omnipresentes e inadvertidas. Doce obras para un concierto de cámara, para diez voces que tienen mucho que decir al que quiera escucharlas y entenderlas como una sola pieza coral.
Carlos R. Escala Fernández

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