ACORDES PARA UNA SINFONÍA

Como una especie de diario creativo del confinamiento social vivido,
la Galería "Carlos Enríquez" exhibe al público la muestra de Yunier
Tamayo Sánchez, "Cuarentena"; compuesta de lienzos, ensamblajes y
cartulinas del artista y sus hijos.

Con el cercano precedente de la serie que expuso en Bayamo bajo el
título "Presencia del pasado", este conjunto de obras da continuidad a
los hallazgos pictóricos de aquella. Mas incorpora a su corpus nuevas
variables de indagación estética basadas en la regularidad rítmica de
los elementos compositivos, el uso destacado de las cualidades del
color como indicador espacial, la ilusión tridemensional alcanzada con
el trabajo de capas superpuestas e incluso el experimento con la luz
fluorescente y el objeto volumétrico en sí mismo.

Además, dirige su mirada al paisaje e introduce líneas de marcado
carácter gráfico en un proceso de síntesis formal que pareciera
totalmente opuesto a otras piezas del conjunto. Tres sendas
diferenciadas que, sin embargo, funcionan con una sorprendente unidad
visual hecha de contrastes y de la supervivencia de elementos
identitarios de cada una de ellas.

Este "diario" del creador, en el que se reserva una sala a la caótica
apariencia de lo subconsciente, incluye, ¿cómo no hacerlo?, los
divertimentos artísticos de sus hijos Amaranta y Pedri. Desde ese
"cuarto de máquinas", reflejo fidedigno de la psiquis y los estados
anímicos y sentimentales del artista, se proyecta una exposición
desligada de los artificios nominales, que entrega al público las
obras desnudas. Se trata de una partitura sin arreglos ni afeites, una
armonía polifónica que libera a su creador, interpela a sus
interlocutores y los invita a seguir su senda.

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