MARIO GIRONA: MAESTRO DE CONSTRUCTORES

Tanto para la arquitectura como para el imaginario popular la
heladería Coppelia es una de las más emblemáticas y revolucionarias
obras de la arquitectura civil cubana. Sin embargo, el legado de su
autor incluye otras muchas edificaciones. No en balde Mario Girona fue
el primer Premio Nacional de Arquitectura (1996) y recibió la
Distinción por la Cultura Nacional en 1999.

Mario Girona Fernández fue hijo de una auténtica "familia cultural":
su padre, Julio, abogado y maestro, miembro destacado del Grupo
Literario "Manzanillo"; su madre, Isabel, maestra de artes decorativas
y Julito, su hermano mayor, artista multifacético que inscribió su
nombre en lo alto de la historia cultural cubana. No dejó nunca de
sentir orgullo por su patria chica, si bien a temprana edad se
trasladó con su familia a La Habana. Allí estudió, laboró, ejerció el
magisterio, fundó su familia con la arquitecta Dolly Gómez y murió el
26 de agosto de 2008.

La huella de su ingenio quedó en la infraestructura hotelera, entre
otros ejemplos, en el Capri, Marazul, Ancón, Pasacaballos, Paradiso,
Punta Arena; el centro Guamá, en la ciénaga de Zapata; las terminales
1 y 3 del aeropuerto internacional "José Martí"; el Parque Zoológico
Nacional; las remodelaciones del memorial de la Plaza de la Revolución
y el Museo Nacional de Bellas Artes y el aeropuerto de Granada. En
esta jornada, conmemoración 96 de su nacimiento, AGUA SALADA le dedica
este modesto homenaje.

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