¿UN IDIOMA DE TANTOS? (I)

Charla con Yeremy Guerra Reyes

¨El conocimiento es como visitar un paisaje… la pintura es un idioma
-de tantos- para describir esta experiencia.¨ (Y. G. R.)

Yeremy Guerra Reyes (Manzanillo, 1984), marcha ya por los quince años
de carrera artística, desde que culminó estudios en la extinta
Academia Profesional "Carlos Enríquez" de su ciudad natal. Luego de un
tiempo en sus claustros marchó en pos del sueño alojado en las cúpulas
del Instituto Superior de Arte y el circuito habanero. También la
academia matancera ha sido escenario de su labor.

Por whatsapp comenzamos una conversación que no parece tener fin, sino
paréntesis, ¿refrescados? con tópicos sociológicos, musicales o
futbolísticos, en la red o en nuestras casas. Compartimos aquí
fragmentos de esta charla inacabada, este ejercicio de introspección
que enfrenta al artista con su propio legado y que promete descubrir
nuevas rutas de conocimiento y creación.

AS: Yeremy, al hacer un recorrido desde el final de tu etapa en la
Academia Carlos Enríquez hasta la actualidad, se observa que pasaste
de una breve experiencia conceptual a una obra pictórica interesada
por lo anecdótico y lo simbólico-iconográfico, marcados por la
experiencia vital, y de ahí evolucionó hacia el paisaje. ¿Cuál era el
interés detrás de cada una de esas etapas? ¿Cómo viviste ese proceso?
¿Qué motivaciones alentaron el cambio en cada momento?

Y: Me identifiqué en principio con la imagen pensada. Desarrollé
cierta soltura con la creación a partir de la triada semiótica, la
lingüística y toda la consecuente semántica que generan las imágenes.
Creo que ese recurso fue calistenia para posteriores ejercicios. El
interés por la cultura universal y la literatura es el ambiente en el
que se producen las primeras obras con gran énfasis en la idea y los
rizomas conceptuales que una imagen puede generar en potencia. Este
método creativo fue el principio activo que duró prácticamente un
lustro; aunque paralelamente llevaba otras prácticas de menor rigor
conceptual en las que liberaba la carga semántica y daba más
protagonismo a la lírica propia del símbolo, objeto o fenómeno a
representar. ¡Vamos, lo que es resemantizar de toda la vida!

Muchos de esos pequeños movimientos en mi quehacer estuvieron
motivados por la propia cultura del arte visual llamado de Vanguardia,
el arte posmoderno, etc. y, en la medida que iba cultivando la mirada,
aquello tenía eco en los métodos y posibilidades de desarrollo de la
vocación propia. Luego de estas experiencias entreveía que se me hacía
ecuación creativa el trabajo; lo que derivó en cierto hastío y es
cuando decido concentrarme en la Pintura, una deuda postergada por los
métodos antes descritos.
Lo bidimensional se impone a lo tridimensional. El concepto muta en
anécdota. Lo lúdico es acento en lo simbólico. Se exacerba lo
narrativo por la posibilidad que brinda la bidimensionalidad y su
capacidad de acoger sin resistencia iconos, símbolos, signos y toda
esa familia travestida en representación visual. Entre tanto, me
refugiaba en el pigmento y las casi elementales herramientas para
concebir un cuadro; aunque bien asumí con ciertos prejuicios hacia las
formas en que se venía practicando la pintura al menos en el ámbito
nacional.

El rigor de selección de las prácticas anteriores y concepción del
arte provocaba una tensa relación de intenciones y resultados
estéticos en esta nueva etapa. Por consecuencia, el acto de pintar no
era un ejercicio hedonista y mucho menos enajenado. Luego, termino
siendo una suerte de hijo prodigo al medio pictórico, siendo este al
que más tiempo he dedicado a lo largo de mi obra; aunque la suspicacia
Pensamiento-Concepción aún subsiste en dicha relación y no quisiera
que se perdiera la complementariedad en la obra. Lo antagónico me
anima y esas brechas son un reto dentro y fuera del Arte. A modo
personal, creo me ha motivado toda una cultura de la polaridad.

AS: Has tenido experiencia pedagógica en Manzanillo y en Matanzas.
¿Crees que esta ha influido de algún modo en tus procesos creativos y
en tu obra? ¿En qué sentido?

Y: La experiencia pedagógica indudablemente ha permitido dilatar hasta
hoy el compromiso dialéctico con el conocimiento y, por ende, ser el
primer discípulo. Toda experiencia cognoscente relativa al arte es
depósito, reservorio, materia prima para posterior conversión visual,
sea mediata o inmediatamente. Lo cierto es que el altruismo cobra su
cuota en tiempo propio.

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